Este año marca el centenario de la construcción de la represa Elephant Butte del Río Grande en la región centro-sur de Nuevo México. Esta represa fue uno de las primeras construidos en el siglo XX en un intento de superar la crítica limitación de disponibilidad de agua para la gente que iba a establecerse en el oeste de Estados Unidos. Elephant Butte es la represa más grande de Nuevo México, con la capacidad de almacenar más de 2.2 millones de acres-pies de agua. El volumen de un acre-pie equivale a 325,851 galones y es suficiente para suministrar agua a una familia de cuatro personas durante un año. Si bien esta represa era fue maravilla de la construcción en 1916 (en aquel tiempo era el reservorio de riego más grande del mundo) su utilidad en el siglo XXI deja mucho que desear debido al aumento de las temperaturas y a una fuerte reducción del flujo del Río Grande debido al consumo humano y al cambio climático.
La represa de Elephant Butte se encuentra en el desierto de Chihuahua (la parte de EE UU), a cinco millas al norte de Truth or Consequences, Nuevo México. Esta enorme represa tiene aproximadamente cuatro millas de ancho y 40 millas de largo. Debido a su tamaño y a su vasta área de superficie, cuando está llena a capacidad se le evaporan 250,000 acres-pie de agua por año. La evaporación en Elephant Butte supera por mucho a la de cualquiera de las otras represas en la Cuenca del Río Grande y es casi el doble que la de otros reservorios de alta elevación en el Río Chama en el norte de Nuevo México.
La evaporación que sufre actualmente la represa de Elephant Butte irá en aumento a medida que la temperatura siga subiendo. Las temperaturas promedio anuales en la cuenca aumentaron 2.5 grados Fahrenheit (ºF) desde 1971 hasta 2012 (0.7ºF por década). La Oficina de Reclamación de EE. UU., vaticina que para fines del siglo XXI, las temperaturas aumentarán entre 5ºF y 7ºF más, y que habrá menos precipitación pluvial.
La baja en el flujo de agua será el resultado de dichos aumentos de temperatura. Para el año 2100, se predice que el cauce del Río Grande en general disminuirá en por lo menos una tercera parte y podría disminuir en un 50 por ciento en la parte sur de Nuevo México y Texas. Dichos cambios de flujo tendrán un impacto significativo en la cantidad de agua disponible para su almacenamiento y en la evaporación de las represas en la Cuenca Alta del Río Grande, especialmente aquellas ubicadas en partes más bajas, como las represas Caballo y Elephant Butte. A menor altura, mayor evaporación.
El almacenamiento de agua en un reservorio de poca altitud como Elephant Butte es extremadamente ineficiente y desperdiciador y esto solo irá empeorando, especialmente dados los aumentos de temperatura previstos en la cuenca. Una alternativa viable es almacenar agua río arriba en las cuatro represas de gran altitud en el Río Grande y Río Chama, incluidos Herón, El Vado, Abiquiu y Cochiti.
El almacenamiento del agua del Rio Grande en depósitos de gran altitud, incluso en un año seco como fue en 2013, podría evitar que se evaporen cerca de 40,000 acres-pie de agua. En un año de precipitación pluvial promedio, como lo fue en 2010, el ahorro sería mucho mayor, se estima en 85,000 acres-pie. El agua conservada ayudaría a compensar los impactos del cambio climático y, si se maneja con prudencia, podría generar beneficios ambientales significativos para el Río Chama y para el segmento de 175 millas del Medio Río Grande entre la presa Cochiti y la de Elephant Bute.
Implementar nuestra visión de conservación de agua en el siglo XXI mudando el lugar de almacenamiento de las represas río arriba y administrando nuestras represas de manera integrada requerirá superar varios desafíos tanto institucionales como legales. En algunas instancias, se requerirá de la reautorización del Congreso para cambiar cómo y dónde se almacena y libera el agua. Además, la Comisión del Pacto de Río Grande (que representa a los tres estados de la Cuenca) deberá aprobar muchos de los cambios necesarios en el almacenamiento y la administración del agua en la Cuenca.
Se predice que la inminente escasez de agua asociada con el cambio climático hundirá a la Cuenca del Río Grande en una sequía permanente. Las soluciones del siglo pasado no nos servirán en el futuro. Así como la construcción de la represa Elephant Butte hace 100 años comenzó una nueva era de desarrollo hidráulico, los próximos 100 años requerirán que pensemos y actuemos con el mismo arrojo y valentía para superar los obstáculos institucionales y legales que impiden la implementación de estas soluciones tan necesarias.
Una evaluación integral, misma que ya debería haberse hecho hace tiempo, de los represas en el Río Grande Medio en Nuevo México, es necesaria para llevar esta idea a buen término. La dirección solicitada al Congreso y los mecanismos de financiamiento ya están establecidos en la Ley de Preparación contra la Sequía de Nuevo México del 2015, presentada por el Senador Tom Udall (D-NM). El concepto es sólido y con el respaldo y la implementación correcta podría servir como una de las soluciones clave para garantizar el agua para los usuarios existentes, así como para garantizar los flujos ambientales para proteger la vida del Río Grande en siglos futuros.